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Colombia, en el rebusque de gas

El sector gasífero mundial alista baterías para la Cumbre del Cambio Climático, pero el país, aunque interesado en utilizar energías limpias, está más enfocado en abastecerse. Importaciones de Venezuela inician en enero. 

Óscar Güesguán Serpa, Cartagena
23 de octubre de 2015 - 03:16 a. m.

La reducción de las emisiones de CO2  es una de las preocupaciones a las que se les está buscando solución desde todos los organismos internacionales. Uno de los sectores que se están poniendo a tono con esta nueva realidad es el gasífero. Al tratarse de un recurso óptimo para la generación de energía, más limpio con respecto a líquidos como la gasolina y el diésel, los productores están buscando alinearse de cara a la Conferencia del Cambio Climático de las Naciones Unidas, que se realizará este año en París. Quieren hacer parte de la ecuación energética limpia que el planeta está buscando.

“El gran mensaje es que a pesar de ser un hidrocarburo, es el menos perjudicial para todos. Sin embargo, el mundo no puede hacer un cambio de la noche a la mañana de energías renovables, por eso  viene un proceso en el que el gas natural juega un papel muy importante para permitir hacer esa transición hacia energías renovables”, aseguró el presidente de Naturgás, Eduardo Pizano, durante la Cumbre Mundial del Gas en Cartagena.

“El carbón va a seguir siendo un recurso importante  para la generación de electricidad, pero el mundo se va a ir moviendo hacia fuentes menos contaminantes. El carbón tendrá un rol importante para las plantas, ese proceso se tiene que dar, pero los combustibles van a tener que ser más limpios”, concluyó.

De cara a esta nueva realidad, Colombia está en un dilema generado básicamente por la alta producción de carbón térmico (alrededor de 100 años), pero también por las limitaciones del acceso al gas, especialmente en situaciones como la actual, en las que se aproxima un fenómeno de El Niño que está teniendo un impacto directo en el sistema eléctrico.

Más que voluntad, se trata de una cuestión de estrategia que permita que el sistema sea sostenible y que garantice el acceso al servicio por parte de los usuarios, tanto industriales como residenciales.

Para el abastecimiento del gas, de acuerdo con el director de la Unidad de Planeación Minero Energética (UPME), Jorge Valencia, “tenemos oferta suficiente hasta el año 2023. Considerando que este recurso para las térmicas sea garantizado por  la planta regasificadora (que entra en operación en diciembre de 2017), estaremos viendo un déficit a partir de 2023”.

Esta dinámica hace aún más difícil que Colombia pueda tomar una decisión tan profunda como la de modificar las materias primas, especialmente las que usa para la generación de energía. De hecho, la sequía que se avecina y el aumento del consumo, calculado por la UPME, para los primeros meses de 2016 se sumaron en esta ocasión y el país está buscando la forma de garantizar el abastecimiento.

“Necesitamos la mayor cantidad de gas para cubrir la demanda. Los precios cuando hay situaciones de falta de gas como la actual, que se incrementó tanto, evidencian la situación del mercado. Hay subastas en el secundario que han cerrado a con tarifas muy altas; sin embargo, gracias a las asignaciones bilaterales hay muchos menos presión sobre los precios”, dijo el ministro de Minas y Energía, Tomás González. 

Mientras se puede establecer si el gas de los proyectos off shore que se adelantan en el Mar Caribe colombiano se puede comercializar o no, en los picos más altos de consumo el país necesita buscar formas para garantizar que llegue el recurso. En esta oportunidad, Venezuela aparece como un “salvador” para el sector.

Luego de que a mitad de año el contrato de exportación de Colombia hacia Venezuela fuera finalizado, según el país vecino por intermitencias en el abastecimiento, a lo que se sumaron los problemas fronterizos, la próxima semana culminará la construcción de un nuevo gasoducto para que el país inicie en 2016 la importación del hidrocarburo.

Los factores climáticos, la alta demanda actual de los generadores eléctricos y la que se avecina podrán ser sorteadas, en parte gracias a este acuerdo binacional, que permitirá la recepción de 40 millones de pies cúbicos diarios de gas. Si bien el precio del recurso ya fue pactado –entre US$3 y US$5–  y es mucho menor que lo que están fluctuando en el mercado nacional, ahora el dilema para Ecopetrol es cómo comercializarlo, pues subastarlo podría implicar un nuevo aumento de la tarifa, cuando la intención es que se reduzca.

Aunque existe la preocupación por utilizar energías limpias en Colombia, primero está lo primero: garantizar el abastecimiento.

Por Óscar Güesguán Serpa, Cartagena

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